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24 Horas * Pt. I

  • Foto del escritor: Numby.
    Numby.
  • 22 feb 2019
  • 30 Min. de lectura
Jisung añora a su mejor amigo, quien no siente lo mismo por él. Los años pasan sin que su amor por Minho desaparezca. Después de que su intento por superar esta causa perdida fuese un fracaso, decide lanzar uno de sus anillos a un pozo de los deseos, pidiendo por el amor de Minho. Para su sorpresa, su deseo podría haber sido concedido, pero solo por un corto periodo de tiempo.

Esta es una historia traducida del inglés al español con autorización del autor. Todos los derechos de la pieza pertenecen a su autor.


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Categoría: Universo Alterno

Género: Estudio de personaje / Tensión / Angustia

Serie: Parte 1 de 2

Original: 24 Hours


Nota del Autor:

No había escrito nada aquí desde hace un año, pero adivinen quién se ha convertido en una Stay desde hace meses. Minsung tienen una dinámica tan intrigante, realmente quería escribir algo sobre ellos, solo porque sí, y regresar a la onda de la escritura creativa. Mi cerebro se siente oxidado después de todos estos meses sin creatividad. Porque es Octubre, y esto ha sido reducido a todo un mes de Halloween, escribí una historia con un poco de magia en ella para entrar en el espíritu de estas vísperas.Dividí esta historia en dos capítulos de igual longitud para hacer la lectura más conveniente. Ya está terminada; Publicaré el siguiente capítulo pronto.Mi advertencia usual: Me disculpo por adelantado si hay alguna inconsistencia o error que se me haya escapado en la revisión, considerando que el inglés no es mi idioma nativo. Todos los derechos pertenecen a quien corresponda por las cosas que no son de mi creación, incluyendo, pero no limitando, a los personajes.


Nota del Traductor:

Esta autora en específico sabe armonizar perfectamente la angustia y la desesperanza con la ternura y lo bonito. En esta historia tanto Minho como Jisung son unos tres o cuatro años más grandes que en la actualidad, para tomar a consideración en ciertas escenas. La segunda parte será publicada muy pronto ❛‿❛.



Jisung conoció a Minho cuando tenía diecisiete.


No era de negarse a las fiestas, divertidas o aburridas, así que cuando Changbin lo invitó a un concierto de metal pesado, accedió sin preguntárselo dos veces. No era necesariamente que le gustara el heavy metal; era más un entusiasta del hip-hop y del pop- Pero a Changbin, por otro lado, le entusiasmaba todo ese asunto, y había comprado boletos para ambos, con locación justo en el meollo, en el centro de la multitud, en donde todo se ponía más intenso.


Pensando en ese día, podía recordar claramente que estaba sosteniendo una barita amarilla neón en la mano derecha, y un vaso transparente de plástico casi desbordándose de cerveza en la otra.


Se había tomado la mayoría de esa cerveza, pero una gran porción se derramó cuando accidentalmente chocó contra alguien mientras brincaba, moviendo la cabeza ante el incesante coro de la música.


Se dio la vuelta para disculparse con el extraño, quien estaba intentando hacer lo mismo, pero en ese momento la banda había dado la indicación de formar un “círculo de la muerte”. Jisung no tenía idea que lo que se suponía que significaba eso, y aun hasta este día seguía sin estar seguro, pero la multitud inmediatamente comenzó a empujarse, unos a otros sin consideraciones, ocasionando que Jisung chocara nuevamente contra el extraño, esto acompañado de quejidos de dolor de ambos.


Cuando las personas detrás de él comenzaron a jalar a Jisung, de alguna forma pensó que sería una brillante idea aferrarse al extraño, y arrastrarlo también. Por un minuto entero, Jisung estuvo moviéndose alrededor, junto con la multitud, como pollos en fuga, cantando en una especie de lenguaje nórdico.


Para entonces, su playera estaba empapada de sudor y cerveza, incluyendo al extraño, aun que aun no había tenido la oportunidad de intercambiar palabras con él, mucho menos ver su rostro. Al mismo tiempo, ya estaba aferrándose de su muñeca con ese fervor de joven adulto, su pecho presionado contra el del otro, sintiendo como si se hubiesen conocido desde hace años. El estar levemente ebrio por la cerveza que se había tomado, teniendo el estómago vacío, ayudó a que la experiencia fuera menos consternarte de lo que debió ser para alguien completamente consiente de su alrededor.


Jisung podía recordar aún enterrar su nariz en el pecho del extraño, con la frente recargada en su hombro, tratando de protegerse a si mismo en el mar de codazos y golpes en el aire. Y aun podía recordar al extraño haciendo lo mismo, excepto que Jisung tenía arremangadas las mangas, así que tenía que lidiar también con un par de labios cálidos presionados contra su piel justo sobre sus omóplatos. Podía sentir como la vibración de la risa del otro chico le provocaba escalofríos cada vez que la multitud aumentaba la intensidad. Jisung absorbió cada roce y cada respiración, lo suficientemente vívidos como para recordar esos momentos como su hubiesen ocurrido ayer, incluso después de casi cuatro años.


Pero lo que mejor recordaba, y lo que venía a su mente con mayor frecuencia, era el momento en que la multitud se había detenido, y Jisung finalmente había tenido la oportunidad de distanciarse del extraño, y ambos hicieron contacto visual por primera vez.


En ese momento, la mirada de Jisung se encontró con un par de ojos parpadeantes, grandes de curiosidad, después su mirada se desvió hacia unos labios rojos, que comenzaban a formar una sonrisa maliciosa.

El decir que Jisung había quedado enamorado no sería suficiente.


Y efectivamente, entre más lo observaba, más sentía un dolor punzante en donde se suponía que debía de estar su corazón, si no se le hubiese salido del pecho ante la vista que tenía enfrente. A mitad de una multitud gritando y altavoces pulsando incesantemente, el mundo se torno inusualmente silenciosos de la nada.

Lo primero que Jisung le dijo a Minho fue, “Lo siento”, señalando la playera de Minho manchada de cerveza, pero como ésta estaba decorada con un montón de hoyos que Jisung asumió Minho le había hecho para personalizarla, la mayor parte de la cerveza había alcanzado más su piel que su playera.


Minho negó con la cabeza dejando salir una pequeña risa, envolviendo a Jisung en un abrazo para dejarle saber que no le importaba que le hubiese derramado el trago encima.


Por Jisung eso estaba más que bien.


Lo que no estuvo bien fue cuando Minho se inclinó más hacia él, intentando susurrar su nombre en el oído de Jisung, tuvo éxito en hacer que su cuello se sintiera como gelatina, pero no lo tuvo en su intento de comunicación, había demasiado ruido como para escuchar cualquier cosa.


“¡No puedo escucharte!” Grito Jisung sobre la música, alejando a Minho de sí mismo con el motivo oculto de ver esos maravillosos ojos de nuevo, solo para estar seguro de que no estaba alucinando.


Pensó que el otro chico iba a desistir de la conversación con un movimiento de manos para ser engullido por la multitud y no ser visto nunca más de nuevo. Pero en lugar de eso terminó tomando a Jisung de la muñeca, guiándolo fuera de la muchedumbre.


Todo el cuerpo de Jisung se sintió demasiado ligero y tambaleante para su gusto, mientras se dejaba arrastrar por Minho sin decir una palabra, pasando entre la gente como si ambos estuvieran atados, tal vez con el hilo del destino. Podría haberle guiado hacia un callejón lleno de maleantes y caimanes salvajes, y Jisung lo habría seguido con gusto de igual forma.


En lugar de eso, para la tonta suerte de Jisung, Minho lo había llevado a una banca vieja y rechinante cerca de la barra, en donde las luces de la calle se deslizaban por la entrada, iluminando la diamantina dorada y verde esparcida por su rostro. Y luego se presentó por segunda vez esa noche.


Hasta este día, Jisung no tenía idea porque Minho querría conocerlo mejor, considerando que probablemente lucía como un desastre, y no en el buen sentido. Por el contrario, Minho lucía hermoso, con su cabello castaño despeinado y adornado con una corona de Violetas, sus largas y delgadas pestañas rozando sus mejillas cada vez que parpadeaba.


Lo que sea que hubiese inhalado Minho en el aire esa noche, lo hizo permanecer pegado a Jisung por los siguientes días, hasta que los días se convirtieron en semanas, y las semanas en meses, y los meses en años.

Mientras tanto, después de todo ese tiempo, Jisung pensó que los recuerdos se esfumarían, que su repentina amistad terminaría tan pronto como comenzó, y que jamás iría a otro concierto de metal de nuevo. Con el tiempo, resultó que estaría equivocado sobre esas dos cosas.


Minho se quedó en su vida, de nuevo, por razones que Jisung no lograba comprender. Minho era un bello misterio, una especie de milagro impredecible, un tesoro encontrado inesperadamente, enterrado en la arena del tiempo en la que Jisung no tenía lugar, un amigo que no sabía que necesitaba hasta que lo tuvo – aun que todo eso tenía también sus desventajas.


Especialmente en días con este, cuando Minho estaba acostado a lo largo del sillón de Jisung, con la cabeza en su regazo, mientras veían el drama favorito de Minho. Todo el departamento olía a sopa instantánea y a flores, desde que resultó que a Minho le gustaban las esencias de flores, lo que hacía a Jisung recordar cuando tenía diecisiete, más veces de lo que le agradaba.


Jisung no se atrevía a moverse un centímetro, aun que la posición en la que se encontraba se estaba volviendo insoportable, después de haber pasado una hora así. Cada vez que Minho estaba cerca, se sentía inmóvil, un puñado de energía contenido, circulando por sus venas con la velocidad de un cañón, invisible a simple vista con su cuerpo quedando tan quieto como una estatua.


“No pares…” Murmuró Minho, medio dormido. Jisung había dejado de recorrer con los dedos su cabello recientemente teñido de negro. También recordaba el día en que Minho tiñó su cabello de negro, en su baño, manchando sus paredes marfil de color gris. Pensándolo bien, el negro quedaba perfecto con lo oveja negra que era Minho entre su grupo de amigos.


“Pero me duele la mano.” Se quejó Jisung, tratando de hacer desaparecer el calambre que le había provocado.


“Entonces usa tu otra mano.” Indicó Minho, sonriendo ampliamente cuando sintió los dedos de Jisung en su cabello de nuevo, sin ninguna queja. Suspiró contento ante el contacto, tomando el otro brazo de Jisung para envolverlo en su cintura.


“¿Qué más puedo hacer por usted, alteza?” Resopló Jisung, rutinariamente ocultando la punzante sensación en su pecho con su tono petulante.


“Hmm… Solo no hables.” Respondió Minho bostezando, colocando su mano sobre el brazo de Jisung, el que estaba en su cintura, asegurándose de que Jisung no lo quitaría, como si lo fuera hacer de todas formas, a pesar de su tono de antes.


Odiaba más que nada estos días, cuando Minho pasaba por su departamento, sin invitación, como si fuera su hogar, y provocaba a Jisung con sus encantos, de los que Minho parecía no tener idea. Lo visitaba tan frecuentemente que un día Jisung le había puesto un par de llaves en la mano sin explicación. Aun así, Jisung estaba celosos de lo cómodo que Minho podía estar cerca de él, mientras Jisung se sentía demasiado emocionado, demasiado nervioso, demasiado todo.


Algunos días, deseaba que nunca se hubiesen conocido. Así podría concentrarse más en su música, subir sus pies a la mesa, cambiar el canal de la tele a algo menos melodramático. Pero en lugar de eso, todo lo que podía hacer era escribir canciones de amor, su libreta llena de títulos sobre Minho, mientras su espalda y sus piernas se adormecían, y estaba atascado viendo las mismas series por segunda vez, que nunca le habían interesado en primer lugar, pero eran el placer culposo de Minho, así que no podía decir nada al respecto.


Pero, más comúnmente, Jisung rezaba con temor en las noches para que Minho no lo abandonara jamás. Simplemente no sabía como vivir sin este chico en su regazo, todo cómodo y acurrucado sobre Jisung, una sonrisa terca danzando en sus labios por haber obtenido lo que quería, como siempre lo hacía. Incluso el café de su taza, antes de agregar la leche, le recordaba a ellos dos.


Sin embargo, Minho podía ponerse bastante afectuoso e íntimo con otros chicos también; incluso malicioso e ingeniosos algunas veces, y siempre demasiado libre e independiente para estar en una relación. Minho era demasiado hermosos, y como las estaciones, estaba en su naturaleza el ir y venir. En lo más profundo de su corazón, en donde Jisung mantenía prisioneros sus secretos, detrás de muros de ladrillos con cercas de espinas, sabía que nunca podría esperar que Minho se estableciera por él, o que le diera una oportunidad, porque Jisung solo estaba cuidando el lugar de la persona a la que sí le fuera a dar esa oportunidad. Y de nuevo, sería una mentira decir que nunca había soñada con que un milagro como ese sucediera.


Un milagro, como que en uno de esos días en que Jisung se acercaba al rostro de Minho, como frecuentemente lo hacía cuando se molestaban, pretendiendo besarlo, en lugar de que Minho le diera un manotazo en la cara jugando, aventándole una almohada, Minho borraría los miles y miles de kilómetros de distancia entre ellos, con el ligero ladear de su cabeza. Sueños, en los que el sostenerse de las manos no duraba menos de un segundo, o lo que les tomaba salir del departamento; en los que Jisung llegaría a casa para encontrar a Minho durmiendo con una de sus playeras, como pasaba en las películas románticas; o en donde atraparía a Minho observándolo de la forma en que Jisung lo observaba a él cuando no estaba mirando.


Así, no sentiría esta amargura sobre el hecho de que Minho estuviera haciéndose de un hogar en su casa, o de que fuera tan encimoso con él, porque entonces, Jisung no se sentiría como un tonto por estar tan desesperanzado y no correspondidamente enamorado. En este momento, sin embargo, podría llorar de la frustración mientras sus manos acariciaban el lacio y sedoso cabello de Minho por centésima vez, teniendo que pretender que no significaba nada para él.


Jisung exhaló lentamente, sus dedos aun acomodando los mechones del cabello de Minho, aun después de saber que el otro se había quedado dormido desde hace rato, por el ritmo calmado de su respiración. Todavía podía recordar la primera vez que Minho puso su cabeza sobre sus piernas, viendo a Jisung con esos eternos e inocentes ojos, lo suficientemente vastos como para sostener el universo dentro de ellos. Tal vez en alguno de esos universos color café, Jisung nunca conoció a Minho, y en el otro, estaban destinados el uno para el otro. Minho estaba riendo en ese entonces, tenía las mejillas ligeramente rosadas por haber subido corriendo las escaleras hacia el departamento de Jisung, sus labios resecos por el viendo intranquilo de noviembre, agrietados e irresistibles.


Jisung recordaba cada cosa trivial que tenía que ver con Minho. Todo lo que hacía era recordar, su mente convirtiéndose en una biblioteca del pasado.



Había varias cosas que Jisung amaba sobre Minho. Entre estas estaba la pasión del otro por el baile. Tal vez eso era lo que Jisung amaba más. Podía compararlo solamente con su propia devoción por la música.


Era martes, y los martes y viernes, Minho pasaba la tarde entera en el estudio de baile cerca de la universidad. Como siempre, Jisung “había pasado por ahí” de camino a comprar la cena, y siempre “casualmente había comprado” comida de más para compartir con Minho, porque si no fuera por él, Minho habría seguido todo su día sin comer.


Minho estaba tan concentrado en perfeccionar sus movimientos para empatar con el ritmo en su cabeza, tan devoto a criticar su silueta en el espejo, que incluso el rugir intenso de su estómago no lograba interrumpir su concentración. Era en momentos como estos que Jisung se sentaba en el piso, con la espalda recargada en los espejos, colocando sus codos en las rodillas, y observando a Minho desde su rincón poco iluminado.


Observaba la playera negra suelta de Minho pegarse a su cuerpo mientras movía las caderas hacia la derecha, levantándolas múltiples veces cuando se ponía de puntas para girar rápidamente, lo suficiente para permitir a los hambrientos ojos de Jisung ver “accidentalmente” un poco de los músculos de su vientre. Sus tenis rechinaban en la madera con cada giro, era el único sonido en el estudio además de la respiración agitada de Minho. Su pantalonera negra, a pesar de quedarle un poco suelta, permitía a los músculos de sus muslos hacer una aparición, sincronizando sus movimientos al ritmo de la música que solo él podía escuchar en su cabeza. Minho saltó arriba y abajo las suficientes veces como para marear a Jisung de solo verlo, pero la intensidad de sus movimientos no se esfumó nunca, si acaso, entre más tiempo y más intensamente bailaba, más energía parecía tener. Jisung no podía sentirse identificado.


Eventualmente, justo cuando Minho estaba en el piso, haciendo empujones de cadera en el aire, fue que pareció notar a Jisung, para la disconformidad de Jisung por el momento inoportuno.


Sus miradas se encontraron en el espejo, y Minho se había atrevido a sonreírle maliciosamente, antes de morder su labio inferior disminuyendo la velocidad, moviéndose en oleadas gentiles, una corriente lenta.

Jisung quería desaparecer y ocultar su rostro que ya se había sonrojado al punto de parecer un tomate, listo para ser recolectado, pero odiaría dejarle saber a Minho el efecto que tenía en él. Así que en lugar de escavar un hoyo en el piso y escapar por el resto de la eternidad, Jisung colocó la comida a su lado, que hasta el momento había estado sosteniendo como si su vida dependiera de ello desde que llegó, y se apresuró a aventársele a Minho encima, presionándolo contra el piso, sentándose sobre de él.


Minho cayó fácilmente, Jisung se preguntó si su mente habría registrado hasta ahora cuan exhausto estaba, o si había dejado a Jisung ganar. Usualmente tomaba algunas rondas antes de poder ganarle a Minho, pero hoy, se sentía agradecido de que Minho hubiera aceptado su derrota.


Minho había cerrado los ojos, respirando rápidamente, como si acabara de correr una milla. Y como siempre, Jisung rellenó en silencio y respiraciones cortadas con risas y sonrisas, sin importar lo falsas que se escuchaban ante sus propios oídos.


Se sostuvo del torso de Minho para mantener el balance, memorizando lo cálido y sudoroso que se sentía ante su palma, el movimiento de sus costillas presionando contra la mano de Jisung ante cada respiración. Mientras tanto, Jisung intentaba incrustar la imagen de su rostro sonrojado, y sus labios mordidos, su piel luminosa reflejando las luces del estudio. Pero sobre todo, Jisung quería recordar desesperadamente esa mirada, que Minho dirigió hacia él cuando finalmente abrió los ojos. Esa retadora timidez que radiaba de su mirada, sonriendo a Jisung, sentándose lo suficiente como para que las puntas de sus narices se tocaran.


“¿Trajiste comida?” Preguntó Minho.


Tenía que ser eso lo primero que quería saber, y Jisung no podía evitar rodar los ojos.

“Claro que lo hice. Tenía de sobra, sabes que siempre tengo de sobra.” Respondió, entrelazando sus dedos con los de Minho para ayudarlo a levantarse.


Desearía que Minho no dejara ir su mano tan pronto, pero Jisung supuso que no había realmente más tiempo para sostenerse de las manos cuando ambos se sentaron, Jisung sacando cuidadosamente los paquetes de comida.


Minho vio la comida como si fuera lo mejor que había visto nunca, con las manos juntas en anticipación, sus labios entre abiertos, esperando animosamente. Muy seguido acostumbraba a manotear cosas cuando estaba emocionado, ese día no había sido la excepción, cuando manoteó al piso y a la pierna de Jisung. Tomó toda la fuerza de voluntad de Jisung para no tirar la sopa en favor de tomar en adoración el rostro de Minho y besarlo.

De alguna forma, como todos los días, consiguió no hacerlo, y se pasó los siguientes minutos observando a Minho comer sus sopa hasta que sus mejillas quedaron cubiertas de comida.


“Comes como cerdo.” Comentó Jisung, tratando de asegurarse de no sonar tan enamorado del otro como lo estaba, porque eso habría sido más patético que la falta de gracia de Minho al comer.

“Sí, no había comido nada desde las 7 am. “ Dijo el otro entre sorbos. “Gracias por traerme comida, por cierto. No se que haría sin ti, a pesar de lo fastidioso que eres.”


“Si quieres hablar de algo fastidiosos, ¿por qué no hablamos sobre todo el pelo de gato que dejas en mi sillón? Yo no tengo gatos ¿pero adivina quién es el que tiene que limpiarlos? ¡Tú no!”

La cara de Minho se ocultaba tras el plato de comida, al levantarlo hasta su boca para comer lo que fuera que quedara de la sopa, así que Jisung no podía saber como había reaccionado, pero sospechaba que no sentía ni un poco de compasión ante la situación de Jisung.


Minho terminó su cena con un gran erupto, y después tuvo la decencia de mirar a Jisung con una sonrisa felina de satisfacción. Aun así Jisung no podía permanecer molesto, aún ahora, Minho no tenía que hacer ningún esfuerzo para envolver a Jisung en su red interminable de encantos.


“¿Aun así me amas, no?” Preguntó Minho, dejando de lado el plato. Con el movimiento, la mirada de Jisung pasó por el cuello del otro, observando sus huesos sobresalientes y su piel besada por el sol. Comenzó a seguir una gota de sudor abriéndose camino desde la frente de Minho hasta su clavícula, desapareciendo dentro de su playera, en donde Jisung no podía seguir más su camino.


“¿Tengo opción?” Preguntó Jisung, Minho lo fulminó con la mirada en respuesta. Jisung sonrió ante la mirada fría del otro, pero solo él sabía el dolor que sentía detrás de esta.


¿Amar a Minho o no hacerlo? Lo segundo nunca parecía una opción. Jisung desearía poder elegir a quién amar, porque entonces, elegiría de una manera más astuta, y podría evitarse esas noches sin sentido de las cuales apenas y sobrevive con esfuerzo, soñando sobre su amigo.


Por otro lado, incluso si lo intentara, Jisung sentía que no podría elegir a nadie más excepto a Minho ¿Quién más podría hacer esos bundles tan adorables como los que estaba haciendo Minho justo ahora, mientras envolvía el recipiente vació y los utensilios en esa tela de cuadros? ¿Quién más podría lucir tan bien sin una gota de maquillaje, después de horas de entrenar sin descanso, cubierto de sudor? ¿Quién más podría alcanzar la mano de Jisung, viéndole con una mirada de plegaria para que se quedara, y así poder ir a casa juntos?


“No me veas así.” Advirtió Jisung, tratando de alejar la mano del otro.


Minho frunció adorablemente los labios ante su comentario, efectivamente terminando el argumento y a Jisung. Minho siempre obtenía lo que Minho quería, sin importar lo extra que tuviera que hacer.


“No tengo ánimos de dormir en mi casa hoy. Quiero quedarme en la tuya. Esta más cerca.”


“Tengo una clase a las ocho de la mañana, no puedo quedarme hasta las once de la noche como lo haces tú.” Se quejó Jisung.


“No me voy a quedar tan tarde hoy, solo no te vayas.”


“¿Qué importa si me quedo o no? No estoy haciendo nada.”


“Me gusta cuando estas aquí. Me motiva a ser mejor.” Admitió Minho, mirando a Jisung como gatito perdido.

Jisung dejó salir un largo y doloroso suspiro – El sonido de la derrota que Minho conocía tan bien.


“¿Cuándo vas a dejarme dormir?” Lloriqueó Jisung, aplastándose en el piso, sintiéndose como un charco de lodo.


“Dormir es para los débiles.” Comentó Minho antes de caminar rápidamente hacia el estéreo para poner música de nuevo. “Baila conmigo. Se pasará más rápido el tiempo.” Sugirió mientras se comenzaba a escucharse una canción de GOT7 proveniente de las enormes bocinas en las esquinas del estudio.

Era una canción rápida y movida, Minho no tenía problema en recordar la coreografía entera. Jisung, en cambio, se guió por lo poco que recordaba y también copiando a Minho, quien se movía con una fluidez incomparable y elegancia. Cuando Minho bailaba, no parecía notar su alrededor, lo que inspiraba admiración en Jisung.


“¡Más fuertes tus pasos!” Le ordenó a Jisung, quien intentó seguir las direcciones del otro tan diligentemente como pudo, aun que se sentía un poco tonto al lado de Minho, cuyos músculos estaban en armonía con el ritmo de la música.


“Lo estoy intentando…” Murmuró Jisung, con el ceño fruncido.


“Inténtalo más.”


Inténtalo más.” Repitió Jisung en tono de burla, a lo que Minho respondió sacando la lengua. “Intenta componer tu propia música, y escribir tus propias letras, y además convertirlas en rap. ¿Qué te parece eso?”


“¿Qué te parece si pasas menos tiempo quejándote y más tiempo concentrándote?”


Jisung golpeó juguetonamente al otro con el codo ante el comentario, casi provocando que se tropezara.


“No soy yo el que quiere convertirse en bailarín de BTS.”


“Cuando sea rico y famoso lo vas a lamentar Jisung.” Declaró Minho, en forma de broma, mientras se secaba el sudor del rostro, acción que no le permitió ver la sonrisa de cariño de Jisung.


“Cuando seas rico, que más te vale serlo, finalmente podrás pagarme de vuelta todo lo que me debes, empezando por la cena y el costo de lavandería de tener que quitar el pelo de gato de todas las cosas de mi departamento.”


“¡Admite que amas a Soon-ie y a Doong-ie tanto como yo!”


La siguiente canción empezó demasiado pronto para el gusto de Jisung, pero Minho no tuvo problema en agarrarle el ritmo.


“¿Tan pronto te diste por vencido?” Preguntó Minho al ver a Jisung regresar a su lugar de antes, hundiéndose en el piso exhausto.


“Solo estoy tomando un descanso.” Gritó Jisung sobre la música, que ahora se había convertido en una melodía lenta.


El cuerpo de Minho transicionó igualmente al ritmo tranquilo a la perfección. Jisung tragó saliva, sabiendo demasiado bien que siempre que veía a Minho con ritmos lentos, las cosas se ponían peligrosas para él, sabía que no iba a sobrevivir.


Jisung maldijo en voz baja cuando Minho continuó, al ritmo de la música, a levantar sus brazos en el aire, quitándose la playera de manga larga que traía puesta, revelando una camisa interior sin mangas color azul marino. Jisung podía ver todos los músculos en los hombros y espalda de Minho, flexionando con los movimientos, pero lo peor fue cuando Minho volteó a verlo sobre el hombro, sonriéndole justo antes de aventarle dicha playera en la cara.


Jisung contempló aventársela de vuelta cuando Minho menos lo esperara, pero pensó que sería útil para ocultar el problema en sus pantalones, especialmente cuando Minho se tomó su tiempo bailando, jugando con la paciencia de Jisung metódicamente, deslizando una de sus manos por su cuello y pecho, juzgando sus propios movimientos en el espejo con ojos entre cerrados, sin darse cuenta del tentador y tormentoso momento por el que estaba pasando Jisung a causa de esto.


Minho vivía para bailar y para ser visto, alimentándose de los aplausos y de los suspiros que provocaba en la gente, y Jisung era la principal víctima de esta adicción cada día de su vida. Especialmente ahora, deseando que hubiera una ventana cerca por la cual salir de emergencia antes de quebrarse como el palo de una paleta bajo el peso de su basta imaginación. Pero no había dónde esconderse, excepto el baño al otro lado del cuarto.


Jisung observó la salida el suficiente tiempo como para casi salir corriendo por ahí, pero luego escuchó a Minho soltar un suspiro estratégico sobre la música, y Jisung supo que estaba un minuto tarde de levantarse sin ser atrapado.


La siguiente hora fue eterna. Minho siguió molestando, intentando hacer a Jisung levantarse de donde estaba, Jisung había encajado las uñas en el piso, luchando por su vida. Para cuando llegaron a su departamento ya eran las 9pm, y todo lo que Jisung quería hacer era tirarse boca abajo sobre su cama, e intentar olvidar ese día.

Desafortunadamente, cuando intentó hacer esto, Minho saltó encima de él, murmurando sobre su cuello,

“No voy a dormir en el sillón.”


Jisung sintió la familiaridad de los escalofríos, comenzando a invadir su piel ante la calidez del aliento y los labios de Minho, así que se quitó al otro de encima para luego levantarse.


“¿A dónde vas? Preguntó Minho, con semblante confundido al ver a Jisung tomar una almohada de la cama.


“Al sillón, su alteza.”


“Oh, no vas a ir a ningún lado.” Contestó Minho, jalándolo tan fuertemente que Jisung terminó encima de él, con ambas piernas saliendo de la cama.


Jisung dejó salir un suspiro de derrota, y Minho rió en su cabello, envolviéndolo sus brazos alrededor de él.


“Ya, tranquilo. Me voy a bañar primero, huelo a mapache.”


Jisung pensaba que más bien Minho olía a sus sueños más oscuros, pero alcanzó a contenerse a tiempo antes de revelar esa información en voz alta.


La piel de Minho se había enfriado de camino a casa, y era el perfecto contraste ante el calor corporal de cuerpo de Jisung. Esperaba que pudieran permanecer recostados así por más tiempo, pero eventualmente, por alguna intervención divina, ambos se levantaron antes de quedarse dormidos en esa posición incómoda.

Tomó de todo el esfuerzo de Jisung para caminar hasta uno de los cajones de su closet, lleno de camisas semi-dobladas y sudaderas, para escoger algo que pudiera usar Minho para dormir. Minho había estado tantas veces en su departamento que tenía algunas prendas suyas mezcladas con su propia ropa, fácilmente podría haberle dado alguna de estas. Sin embargo, a Jisung le gustaba la idea de ver a Minho con alguna de sus playeras, así que furtivamente, le aventó una playera holgada, de las más viejas y queridas que tenía, y también un par de calzoncillos, esperando que el otro no lo notara o dijera algo al respecto.


Afortunadamente Minho solo cogió la playera y la ropa interior que le lanzó al pecho, sin decir más, dirigiéndose directo a la regadera, sin darse cuenta de la pequeña sonrisa de triunfo que le provocó a Jisung esta victoria.


Otra de las cosas inusuales sobre Minho era que no era predecible. ¿Se ducharía por una hora o tardaría solo cinco minutos? Ni siquiera Minho lo sabía. De cualquier forma, Jisung hizo su mejor esfuerzo por permanecer cómodo mientras tanto, sentándose a la orilla de la cama, encorvado, mandando mensajes de texto y observando la excesiva cantidad de vapor que se escapaba por las orillas de la puerta del baño.


Resultó que Minho había sido misericordioso ese día, terminando rápido y dejando agua caliente para Jisung.

Lo que no fue misericordioso fue cuando salió del baño con un fuerte empujón de la puerta, haciéndola topar contra la pared, mientras pasaba los dedos por su cabello mojado. La playera que Jisung le había prestado le llegaba casi por las rodillas, revelando varios moretones en sus piernas y rodillas, ocasionados por las prácticas de baile; pero también revelaba sus suaves y definidos muslos.


Jisung desearía poder plasmar esa imagen en forma de canción, para que cualquier persona que la escuchara en la radio pudiera ver también ese momento ante sus ojos, y que sus corazones sangraran de la forma en que sangraba el de Jisung en ese momento. Pero para la poca fortuna de Jisung, algunos de los más hermosos momentos de la vida eran los más difíciles de describir con palabras, y escribir sobre Minho era siempre una batalla simultánea entre la desesperación y un gratificante éxtasis.


Minho se introdujo entre las sábanas como si nada, como si durmiera ahí cada noche. Jisung desearía que ese fuera el caso, pero en la realidad, cuando Minho se quedaba a dormir en su casa, siempre dormía en el sillón. Jisung no estaba seguro de qué era lo que había cambiado, aun que le agradaba lo suficiente para no cuestionarlo.


Cuando era el turno de Jisung de ducharse, decidió hacerlo con el agua tan fría como se podía, para tranquilizarse, tratando de prevenir cualquier accidente mientras Minho estaba en su cama.


Imaginó tantas veces lo que sería darle a Minho un beso de buenas noches, y abrazar al otro por la cintura mientras se quedaban dormidos, lo que hacía mucho peor la cercanía de esa noche. Jisung finalmente tenía a Minho durmiendo a su lado, pero solo como un amigo, y nada más.


Recargó la frente en los mosaicos, tratando de deshacerse de los pensamientos que continuaban escalando, de cómo sería si Minho estuviera en la ducha con él.


Probablemente tendría a Minho contra la puerta de cristal, besando esa actitud petulante y convirtiéndolo en un desastre desesperado.


Pero luego Jisung recordó que en ese momento, el único desastre desesperado era él, lo que lo trajo de vuelta a la realidad de inmediato.


“Jisung…” Se escuchó a penas la voz tímida de Minho, al momento en que Jisung apagó las luces y se introdujo bajo las sábanas también.


“¿Qué pasa?” Dijo Jisung, dándole la espalda a Minho.


“Gracias por… ya sabes, dejarme dormir aquí y todo eso.”


“Claro. No hay problema.”


Pasaron unos segundos más en silencio hasta que Minho habló de nuevo.


“¿De verdad te molesta el pelo de gato? Porque puedo-“


“No, Minho.” Rió Jisung, volteándose y dándole la cara a su amigo. “Solo te estaba molestando. Deja de preocuparte, baby.” Le guiñó el ojo.


Minho sonrió de vuelta, aliviado, empujándolo hasta la orilla de la cama.


“Oh, ¿te hice sonrojar, baby?”


“Tal vez debí haber elegido el sillón.” Se quejó Minho, siendo el que se dio la vuelta esta vez. “¡Y no te atrevas a abrazarme por la espalda!.”


“Preferiría limpiar el sillón con la lengua.” Resopló Jisung, observando la distancia entre ellos con una sonrisa amarga. Por un rato, antes de que Minho se diera la vuelta, sus meñiques estaban a milímetros de tocarse, el pensar sobre ello atormentó a Jisung toda la noche.


No era sorpresa que se le hiciera tarde para la clase que tenía esa mañana, se había quedado ocho patéticos minutos parado en la puerta del cuarto, admirando a Minho dormir pacíficamente, sumergido en los rayos del sol que traspasaban por las cortinas. Un lado de su playera se había deslizado por uno de sus hombros durante la noche, exponiendo su piel cubierta de constelaciones de lunares, suplicando a Jisung por besar cada uno de ellos con lo más terso de su amor por Minho.


Jisung quería decir que podría quedarse parado ahí, asombrado y enfermo de amor hasta que las arañas empezaran a tejer su tela sobre su esqueleto. Quería decir que podría acostumbrarse a caer de la cama en su prisa por correr al baño, intentando calmarse con una ducha fría antes de que Minho despertara. Que de alguna forma podría encontrar el rostro de Minho recargado en su pecho, sus piernas entrelazadas, escuchando su melodiosa respiración, acompañada del canto de las aves, sin querer gritar en el silencio.


Jisung quería decir que podría vivir con ese dolor para siempre, el dolor de saber y sentir lo que solo afectaba a su conciencia; de caminar por una línea delgada entre la amistad y la miseria; de que estaba contento con sus sueños permaneciendo vacíos e imposibles.


Jisung realmente quería pensar que podría hacer todas esas cosas, cada día, y aun así permanecer feliz, pero Jisung sería un tonto si creyera que no hablaría alguna noche, entre sueños, confesando accidentalmente a Minho sus sentimientos, o peor, comenzar a murmurar el nombre de Minho durante alguno de sus sueños.

Jisung se había dado cuenta de que las cosas no podían continuar de la forma en que estaba acostumbrado a hacerlo. Dolía más con el pasar de los días. El mañana no era nada nuevo o diferente.


Una voz, una vez nebulosa, comenzó a cristalizarse en su subconsciente durante los siguientes días, golpeando a Jisung como s el cielo hubiese caído sobre él, con la única e inevitable conclusión en pie-

Tal vez debería superar a Minho de una vez por todas.


No podría pensar en más excusas u objeciones ante aquella voz, como lo hacía antes, la única pregunta era “¿Cómo?”


Así que dos días después, en viernes, cuando Minho estaba practicando de nuevo en el estudio, decidió por primera vez en años que no pasaría a visitarlo.


Cuando Minho tocó su puerta, inusualmente a las 8 pm en punto y le preguntó al respecto, Jisung solo se encogió de hombros y le dijo que tenía mucha tarea que hacer. Minho ni siquiera tenía que tocar la puerta, Jisung le había dado la llave del departamento, pero Minho nunca parecía usarla. Siempre esperaba pacientemente a que Jisung lo dejara entrar, lo había hecho todo más incómodo.


“¿Vas a venir el próximo martes?” Preguntó Minho, abriendo una bolsa de papas mientras colapsaba exhausto en el sillón.


Jisung tomó algunas papitas y las puso en su palma, para comerlas, viendo sin ver realmente, la televisión, que tenía de nuevo uno de los dramas de Minho.


“No lo sé.”


Una verdadera mentira – sabía que no lo haría, solo que no sabía como iba a forzarse a si mismo a seguir su propio consejo.


Especialmente cuando uno de los chicos en el estudio notó que Jisung no había ido el siguiente martes, así que había comprado comida para Minho en su lugar.



“Fue amable de su parte… Dijo que había querido hablarme desde hace tiempo pero no lo había hecho porque no quería molestarnos. Espero que me lleve comida el viernes también.” Dijo Minho, mientras se internaba bajo las sábanas de Jisung más tarde ese día.


“Eres igual que tus gatos. Lo único que quieres de la gente es su comida.” Bromeó Jisung, aun que el comentario sonó más duro de lo que quiso. Minho notó el cambio de tono, y observó a Jisung con sorpresa, pero no dijo nada hasta que alzó uno de sus brazos para tomar a Jisung y acercarlo.


“¿Por qué estás durmiendo tan cerca la orilla? Te puedes caer.” Explicó, soltando a Jisung terminando de decir esto, sin saber del numero de veces que Jisung ya se había caído de la cama durante su ritual de cada mañana.


“No me voy a caer, además, me gusta vivir en el peligro.” Bromeó de nuevo, solo para alivianar el humor, que se estaba volviendo notablemente tenso e incómodo para ambos.


Minho sonrió y cerró los ojos, acurrucándose un poco más cerca de Jisung.


Jisung observó las manos de ambos, que estaban una casi encima de la otra, y también esas largas pestañas rozando las mejillas de Minho, tan visibles y hermosas incluso en la oscuridad de la noche. Cerró sus parpados fuertemente para suprimir las lágrimas, maldiciéndose a si mismo por actuar como idiota ante las cosas más pequeñas. Pero esas cosas pequeñas eran las que parecían doler más y las que permanecían con él por más tiempo.


Cuando se aseguró de que Minho se hubiera quedado dormid, se quitó cuidadosamente las sábanas de encima y se levantó para escabullirse a su otro cuarto, el que usaba solo para escribir y para hacer música. Sabía que no iba a poder dormir por querer admirar el rostro de Minho toda la noche, así que decidió usar esa culpa, tristeza y frustraciones reprimidas para escribir algunas letras en lugar de comportarse como acosador.

Una vez que se sentó, con su libreta manchada de café frente a él, pensó en como tan pronto como intentó distanciarse, Minho ya tenía incontables tipos reemplazando a Jisung, estaba seguro de que no le tomaría mucho tiempo a Minho para dejar de ir a visitarlo por completo. Jisung no había acompañado a Minho en dos prácticas y el chico ya tenía a otro pretendiente cortejándolo, listo para quedarse con el lugar de Jisung. Tal vez Minho solo le enviaría un mensaje un día, dejándole saber que había encontrado a un nuevo mejor amigo, porque aparentemente lo único que tenía que hacer era tronar los dedos. Tal vez ni siquiera un mensaje de texto, solo ese par de llaves abandonadas en la mesa del comedor para alguien más que no sería nunca Minho de nuevo.


Mientras tanto, Minho estaría pasando sus tardes y noches en casa de su nuevo novio o novia. Teniendo a alguien más que sostendría su mano con amor y con la confianza que Jisung nunca había logrado obtener. Alguien más que tendría la oportunidad de besar a Minho y de hacerle cosquillas hasta que rogara por piedad con sus risas escandalosas. Un extraño, como lo fue Jisung hace años en el concierto, rodeando sus brazos por las caderas de Minho para atraerlo y besarlo.


Jisung estaba seguro de que los labios de Minho serían los mas suaves y cálidos, podía imaginar cada sonido que hiciese cuando lo estuviesen besando en los lugares correctos, y que le encantaría envolver a su compañero con sus muslos, para hacerle sentir lo fuertes y aplastantes que podían ser.


Alguien tendría la oportunidad de experimentar eso, y más, y Jisung estaba arrancando y haciendo bola el quinto pedazo de papel que se había empapado lo suficiente con sus lágrimas como para seguir escribiendo.

Se requiere de coraje para seguir adelante y superar un antiguo amor, y Jisung siempre se pensó a si mismo como un cobarde en ese aspecto. Al menos, en su defensa, no era como que tuviera la opción de seguir adelante o no.


Después de contemplar y escribir, Jisung se despertó con la espalda acalambrada y la luz del sol entrando por la ventana abierta, comenzando a quemar su nariz. Babeó todo el escritorio, y su rostro estaba reseco por las lágrimas saladas de esa noche.


Así se repitió por unas noches más, hasta que Jisung estuvo seguro de que ya no le quedaban más lágrimas, de donde sea que viniesen las lágrimas, sin embargo, de alguna forma se acumulaban en el dolor de su corazón, y la sensación era pero porque no proveían el alivio temporal como antes lo hacían.


Pero la pero noche de todas estaba por venir, después del día en que Minho intentó recargar su cabeza en sus piernas de nuevo, pero Jisung se había rehusado tercamente a levantar el libro que estaba sosteniendo.

Minho seguía observando su regazo, haciendo un puchero con los labios.


“Pero ese es mi lugar…” Se quejó infantilmente en el oído de Jisung. “¿Por qué no puedo? Puedes leer tu libro mientras duermo ahí, no me molesta.”


“Bueno, su alteza, me alegra que a usted no le moleste, pero sí me molesta a mi.” Contestó Jisung sin levantar la mirada de su libro, porque sabía que se caería a pedazos en cuestión de segundos si veía la expresión de angustia de Minho. “Solo usa alguna de las almohadas. No es para tanto.”


era para tanto. Significaba el cambio de una era, comenzando a revelarse de manera notable la creciente tensión sobre la que habían comentado ya todos sus amigos últimamente.


Minho se dio por vencido después de eso, recostándose en el otro extremo del sillón como un niño molesto. Y claro, Minho no podía dejar ir el incidente incluso después de haber pasado unas horas.


“¿Estas enojado conmigo?” Cuestionó a Jisung, entrada la noche mientras estaban recostados en la cama, su voz en un tono tan bajo e inseguro como jamás le había escuchado Jisung hasta ahora.


Jisung quería que los monstruos bajo su cama lo tomaran de los tobillos y se lo llevaran, solo para estar en cualquier lugar excepto este, quemándose bajo la mirada inquisitiva y preocupada de Minho, siendo cazado por su voz herida.


“No, ¿por qué lo estaría?” Dijo con su propia voz rompiéndose, tratando de enmascararla con una tos fingida.


“Es solo que…” Minho comenzó a susurrar, “No has estado yendo a mis prácticas, y tampoco hemos estado pasando tiempo juntos como antes, sabes. Siento como si te estuvieras alejando de mi… ¿Hice algo que te molestó?”


“N-no, Minho, ¡claro que no!”


“Lo siento si lo hice.”


“¡Te acabo de decir que no hiciste nada malo!” Exclamó Jisung, en un volumen incómodamente alto, contrastando con la silenciosa noche de octubre, y especialmente en comparación de los murmullos de Minho.


“¿Pero entonces por qué actúas tan extraño? ¿Ya no quieres ser mi amigo?”


“Minho, ¡nunca dije eso!, ¡nunca!” Contestó Jisung a la defensiva, sentándose en la cama para ver mejor a Minho. Se estaba agitando, porque Minho estaba en lo correcto y en lo incorrecto al mismo tiempo, y Jisung se estaba sintiendo culpable por hacer lo que él pensaba, que era lo mejor para ambos, y en lugar es eso había herido a Minho. Y ahora, Minho estaba tan confundido, sintiéndose tan pequeño y tan perdido, al mismo tiempo que acorralaba a Jisung, dejándolo sin opciones. La pregunta simple e inocente de Minho se sentía intimidante y acusadora, cuando tenía todo el derecho del mundo de preguntarla. ¿Qué se suponía que dijera Jisung? ¿Pueden dos personas seguir siendo amigos cuando una de éstas siente algo más por la otra? ¿Podría Minho dejar de ser Minho?


“¡¿Entonces por qué me estás evitando?!” Preguntó Minho, enfrentando a Jisung a la cara.


“Es solo que tengo mis propias cosas que hacer de vez en cuando, ¿sabías?, el mundo no gira alrededor de ti. Estoy seguro de que ha de ser muy difícil para ti no tener a alguien convenientemente siempre disponible para ti cada vez que quieres, pero en ocasiones, podrías tal vez soltarme la correa,”


Minho lucía enteramente desconcertado ante esto, lo que hizo a Jisung preguntarse si había cruzado la línea.


“Yo…” Comenzó a decir Minho, sus manos hechas puños… “¿Sientes que solo te estoy usando? Porque esa nunca ha sido mi intención. Y por cierto, sé que has estado dejándome solo a mitad de la noche. Siempre me encuentro con tu lado vacío por las 2 de la madrugada ¿A dónde vas si quiera? Si no querías que durmiera contigo podrías simplemente habérmelo dicho…”


“No es eso Minho. Escucha-“


“Puedo ir a mi propia casa ¿Quieres que te devuelva tus llaves?”


Jisung quería gritar sí, simplemente por terquedad y por orgullo, en favor de probar un punto que ni siquiera sabía que tenía.


Pero en lugar de eso tomo un respiro profundo y se levantó de la cama, tomando una mochila de su closet.


“¿Y ahora qué? ¿Vas a empacar mis cosas y sacarme de tu casa?” Resopló Minho, levantando las manos.


“No.” Contestó con calma. “Estoy empacando mis propias cosas. Voy a visitar a Hyunjin.”


“¿Hyunjin? ¿Tu nuevo mejor amigo, eh? ¿Ahora mismo? ¿A esta hora? ¿Has perdido la cabeza?”


“Está en casa de su madre, de vacaciones. Queda solo a unas horas de aquí en autobús. Para la hora que llegue ahí no habrá problema.” Contestó Jisung, sin prestar atención a lo que estaba empacando, aventando todo lo que podía encontrar a su mochila.


Minho se movió a la orilla de la cama, observando a Jisung empacar, su expresión en blanco.


“¿Cuándo vas a regresar? “ Preguntó eventualmente.


“En un día o dos. Solo necesito aire fresco. No es para tanto.” Repitió Jisung, más para sí mismo que para Minho.


Se cambió y se puso unos pantalones de mezclilla y una gorra de beisbol roja en el baño, esperando que Minho volviera a dormir o se metiera en sus propios asuntos para el momento en que terminara. No quería pensar en lo que estaba sintiendo Minho. Pero Minho era mejor lidiando con el dolor que Jisung. Minho podía esconderse detrás de una máscara que usaba durante sus presentaciones, cuando le dolían los pies y cuando su cuerpo se encontraba lleno de moretones, no tenía problema con mantener un rostro inexpresivo. Podía fabricar una sonrisa si alguien se lo ordenaba. En contraste Jisung era un corazón expuesto andante, acostumbrado a conectar con las personas sin pretensiones y con sinceridad. No podía mentirse a sí mismo por mucho tiempo, la música le exigía reconocer y enfrentar sus verdaderas emociones. Cuando hacía raps lloraba y gritaba; cuando hablaba, era ruidoso con grandes gesticulaciones; cuando escribía era desorganizado y expositivo. Le gustaba rascar la superficie de las cosas hasta que encontraba lo que las animaba, a diferencia de Minho, que burbujeaba en la superficie. Minho era una excitación en la vida simple de Jisung, una mancha de color en un lienzo monocromático, un numero impar en una secuencia de pares, la mancha negra en la pared blanca de su baño. Minho era seductor y peligroso, la luz en la misma oscuridad en la que él mismo se había sumergido.


Jisung llenó el lavabo con agua helada, como estaba acostumbrado a hacerlo desde que Minho había llegado a su vida, sumergió la cabeza, tratando de adormecer los músculos de su cara lo suficiente como para no mostrar emociones cuando salió por la puerta.


Tomo de toda su fuerza de voluntad para no ver lo que Minho estaba haciendo, porque al salir del baño, Minho estaba aún sentado a la orilla de la cama, probablemente siguiendo cada uno de sus movimientos con la mirada. Minho tenía los ojos más grandes y curiosos, como los lentes de una cámara capturando cada una de sus imperfecciones.


No volteó hacia atrás hasta que llegó a la terminal, comprando un boleto hacia la casa de Hyunjin, a cuatro horas de distancia. Su “nuevo mejor amigo.”


C O N T I N U A R Á ...


*¡Adoro el angst en esta historia!

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