El Miedo al Mundo.
- Numby.
- 19 abr 2019
- 3 Min. de lectura

Por Momo Koe.
19 de abril de 2019
Salir, relacionarme, trabajar, conversar, interactuar, mostrarme al mundo, eran solo algunos de mis miedos más profundos, y que, a pesar de mi edad, los sigo padeciendo. No ha sido fácil lidiar con ellos y tampoco para mi familia, en los últimos años se volvió una tortura para mi padre ver como su hija cada día se aislaba más del mundo, y no es para menos, él estaba a punto de irse para nunca más volver. Supongo que uno de sus más grandes miedos era que su hija se ahogara en una soledad profunda, así que tomé la decisión de salir, no quería que él me viera débil, no quería que él se fuera con ese miedo, no quería que siguiera sufriendo por mi culpa. Salí y enfrenté al mundo, con agallas, con fuerza con dolor, lágrimas y a veces, con unas cuantas risas que nutrían mi valor...
Ahora que ya no está, la cosa no ha sido nada fácil. Cada día me cuesta más trabajar, levantarme, lidiar con la gente, darles una sonrisa, antes por lo menos tenía una motivación para hacerlo, que era el que él me viera bien y fuerte, ahora ya no está y ya no encuentro un motivo para hacerlo. Me siento cansada, molesta y frustrada.
Cuando por fin tomé la decisión de salir, de luchar por mi y por mi futuro, las dos personas que más he amado en mi vida, me dejaron. Lo que más quería era seguir encerrándome, pero no podía, estaba mi madre. Pensé que ella sería un motivo muy fuerte para seguir luchando, pero lamento decir que no es así.
En mi pasado, el encerrarme era una forma de salvarme, no toleraba los tumultos, ni que me miraran, sentía que solo me veían para juzgarme, que se rían de mi por no ser lo suficientemente agraciada.
Entonces convertí a la soledad en una de mis mejores amigas, con ella aprendí mucho sobre mí, lo que me gustaba, lo que quería hacer, aprendí a soñar, a fantasear, a observar y a crear. Muchas personas creerán que es malo estar con ella, pero cuando aprendes a quererla es muy difícil dejarla ir. No lo negaré, hay momentos en que te muestra tus peores monstruos, donde lloras, te enojas y le reclamas porque estás solo, pero conforme pasa el tiempo aprendes a verte como tu mejor compañía, aprendes a hablar contigo mismo, a resolver el mundo si es necesario. Deja de temerle y de culparla, la abrazas fuerte y aprendes a vivir con ella, es ahí en donde te das cuenta de que la soledad no es algo que te pasa, si no una decisión que tomas.
Temo decirlo de ésta forma, pero las personas dejaron de ser importantes para mi cuando empecé a conocerlas. Tanto egoísmo, falta de empatía, el hecho de que piensen solo en sí mismos y en sus propios beneficios y lo que pueden obtener de los demás, me enferma. No sé si es porque me relaciono con personas incorrectas o es porque así es la naturaleza del hombre. No diré que todos son así, hay muy pocas personas que no lo son, y a esas las valoro en lo más profundo de mi
Lo único que me queda decir es que, si no quieren estar con personas, no lo hagan, pero no se aíslen del mundo. El mundo es una maravilla, salgan consigo mismos, al cine, a comer, a tomar un helado, el hecho de que la gente les haya causado daño no quiere decir que no tengan la oportunidad de ser felices y de disfrutar la vida, aun que sea en soledad. Sé que no es fácil, yo estoy en camino de ello, y hay veces que quisiera compartirla con alguien, pero cuando por fin tienes el valor de disfrutar, de vivir y de salir, todo lo demás se olvida.
Recuerden que uno mismo es el ser con el que vivirán toda su vida, las personas vienen y se van día con día. Disfrutar, experimentar, vivir y platicar con uno mismo es lo mejor que se puede hacer para curar cualquier herida.
Comentarios